La vanguardia fue el signo de una gestión de más de cuatro décadas. Esteban Pineda Belloso, presidente honorario de PANORAMA, confía a los empresarios una máxima personal: “Este país no se pierde”.
De pantalones aún cortos, Esteban Ramón, acompañaba a su padre a la vieja sede de PANORAMA, en la calle Ciencias. Así, casi sin darse cuenta, se le metió la tinta en la sangre y aprendió a descubrir el inmenso poder del cuarto poder.
Para entonces Maracaibo era una ciudad menos cosmopolita, sin puente ni otra conexión con el mundo ni Venezuela, más allá que ese periódico que día a día se consustanciaba indisolublemente con sus lectores y del que le tocó tomar las riendas hace más de cuatro décadas.
Ahora, el presidente de la empresa editorial más influyente del occidente y del periódico con mayor índice de lectoría en el país, decidió, a los 75 años y con más de medio siglo en PANORAMA, retirarse y darle paso a la juventud.
Como un mariscal de muchos soles que descansa en sus cuarteles de invierno, el presidente honorario de PANORAMA, aceptó concedernos esta entrevista a dos días de haber entregado el bastón de mando a su hija Patricia, quien aprendió los secretos del negocio al lado de este hombre que durante más de cuatro décadas dirigió con invaluable acierto el periódico, gracias a su talante empresarial y a su agudo olfato editorial.
Sus manos expertas y su corazón innovador, como le expresó su hija y sucesora Patricia Pineda en el acto de transmisión de mando el pasado jueves , llevaron al diario regional de la calle Ciencias a convertirse en la moderna casa editorial que por la calidad de sus productos, su solvencia financiera, sólida infraestructura, capacidad de impresión, creciente circulación y variada oferta publicitaria es hoy el consolidado y casi centenario Diario PANORAMA, situado en la línea de vanguardia de las empresas periodísticas de América Latina.
Y aunque nunca fue asiduo a protagonismos, nos ofreció sus respuestas…
— ¿Qué sintió cuando asumió las riendas del diario?
—Temor porque mi padre murió joven y yo me tuve que hacer cargo, a temprana edad de la presidencia de la empresa.
—¿Qué fue lo que más rápido aprendió de este negocio?
— A llevar golpes.
—¿Cuándo dejó de sentir temor?
—No duró mucho. Por muy poco tiempo lo sentí. Inmediatamente me di cuenta de que yo podía manejar la empresa.
—¿Quiénes fueron sus consejeros, cuando murió su papá?
—Mis principales consejeros fueron unos tíos y socios de papá.
—¿Y cuál es la esencia de ese binomio de PANORAMA entre buen periódico y una empresa económicamente sólida?
—Dedicación, disciplina y organización. También hubo y hay metas en el campo periodístico y empresariales, que se han ido cumpliendo en el tiempo. Las dos tienen que ir de la mano, porque un periódico de calidad si no tiene una solidez no perdura mucho en el tiempo, y viceversa, una empresa sólida puede dar un periódico, pero si éste no tiene calidad no es exitoso.
—¿Cuál fue la principal enseñanza que usted recibió de su padre Luis Guillermo Pineda?
—Trabajo y constancia. Aprendí de mi padre muchas cosas, entre ellas que para lograr determinadas metas en una organización debe haber, primero, dedicación al trabajo, y segundo tener constancia y tesón, para que ante los escenarios que se presenten, buenos o malos, se siga trabajando.
—¿Y cuáles cree que fueron las principales enseñanzas que usted dio a sus hijos para manejar este negocio?
—Tengo tres hijos en PANORAMA (Patricia, Priscilla y Edgardo) y a ellos, primero, les enseñé que se prepararan académicamente y profesionalmente. Segundo, que tuvieran disciplina y fueran organizados. Que se dedicaran al trabajo en las áreas que les gustara para estar preparados a la hora de asumir, plenamente, los cargos directivos respectivos.
—¿Cuáles son las cualidades que usted destaca de ellos?
—Ellos saben de la importancia de tener una continua preparación. Son dedicados al trabajo y tienen capacidad para innovar.
De ellos salieron las ideas de crear la revista dominical Facetas, la revista infantil Pitoquito, la necesidad de proceder a la reingeniería emprendida en 1999, concebir otro periódico, llamado Mi Diario, y realizar un rediseño gráfico al periódico en el 2008.
***
En su medio siglo de experiencia en el periódico, a Esteban Pineda no se le escapó nunca ningún detalle. Leía, temprano y de arriba a abajo, todo PANORAMA. ¡Hasta los clasificados! Conocía al dedillo los procesos y los supervisaba, personalmente, todos los santos días.
Era categórico a la hora de un reclamo, pero pocos realizó sin que le asistiera la razón.
Dueño de una memoria prodigiosa; nombres, hechos, fechas, sucesos, seguimientos, números, datos, iban y venían como eficaz antídoto ante cualquier posibilidad de engaño.
Con su andar pausado y casi rítmico, recorría cada una de las gerencias. En la redacción saludaba y bromeaba con periodistas, secretarias y editores que conseguía a su paso, antes de llegar hasta los jefes. “¿Qué tienen de bueno?” Preguntaba si no tenía observaciones. Otra cosa era cuando, de entrada, soltaba: “Pasénme el periódico” o “tienen un PANORAMA de hoy a la mano”. Lo abría, desarmaba los cuerpos en segundos y llegaba sin tropiezos a los detalles en cuestión. Siempre certero.
A veces los didácticos debates sobre el país y aún sobre el convulsionado planeta se realizaban en su oficina.
Le gustaba escuchar las opiniones de todos, a todos escuchaba con atención, otorgaba razones cuando consideraba válidas las ideas que le presentaban, pero si las suyas resultaban más sólidas, discutía, argumentaba y el convencimiento se daba por sentado.
Es esa capacidad para saber escuchar la que rebate el viejo mito de inflexibilidad que lo rodeó. Tiene la virtud de detectar, al vuelo, un buen argumento y de ponderar sus implicaciones, incluso, más allá que el propio autor. La experiencia y los golpes le ayudaron a entender que en este oficio hay lujos innecesarios como, por ejemplo, el egocentrismo mediático, esa especie de teorema según el cual la realidad noticiosa sólo existe si es del agrado de los dueños de los medios. A él le emocionaron siempre las noticias que le llegaban a mucha gente.
—¿Cuál ha sido la etapa más crítica que usted ha vivido en el periódico?
—Hubo varias en distintas épocas. En los años 50 vivimos la dictadura, en los 60 la crisis económica. En la década de los 90, el declive del estatus político que obligó a los medios a ser vistos por el público como los orientadores. Y ahora, en el siglo XXI, con el advenimiento de la quinta República hubo el golpe de Estado y el sabotaje petrolero.
—Hace más de 15 años criticó el que los medios pretendieran sustituir a los partidos políticos, hoy ¿cómo ve el papel de los medios de comunicación?
—Lo dije en una entrevista que me hizo el periodista Eleazar Díaz Rangel, plasmada en el libro La prensa venezolana en el siglo XX. Una gran parte de los medios siguió y continúa creyendo que ellos pueden sustituir las organizaciones políticas, sin darse cuenta que éstas son fundamentales para el sano ejercicio de la democracia y para todo lo que conlleva un estado de derecho.
Hoy, los medios de comunicación siguen con esa idea y no la han soltado. Estos medios se han hecho daño a sí mismos y han puesto en cuestionamiento la ética y veracidad de los medios de comunicación social y de sus propios profesionales.
—La polarización ha saturado a los venezolanos, ¿en cuánto han contribuido los medios de comunicación a ésto?
— Los medios dentro de su plan de autoerigirse en árbitros o conductores políticos han olvidado su rol de comunicar, de informar. Han llevado a la polarización y la han acentuado, olvidándose del lector que es a quien corresponde interpretar.
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Hombre de hábitos sencillos, Pineda Belloso disfruta leyendo National Geographics —revista de la que tiene la colección completa—, o de una buena partida de dominó.
Conversador eximio y viajero de mundo, nunca dejó de tener claro cuáles eran sus bases, y cuidó sus negocios con entusiasmo y sagacidad.
Con el ejemplo ha transmitido a sus hijos las mejores enseñanzas. Nada le ha sido fácil y por eso ha procurado que la tercera generación de su familia, ahora al frente del diario, sea consciente de que en la vida hay que ponerle la cara a las dificultades.
—¿Cuál es la mayor satisfacción que le ha brindado PANORAMA?
—Son muchas. Destaco que éste es un periódico conocido nacional e internacionalmente. Además, aquí en PANORAMA se hace y se ofrece un periodismo de calidad, siempre con mucho arraigo en el Zulia.
—Dada las circunstancias actuales ¿cuál es el desafío de los periódicos?
—Se ha visto un cambio brusco en los medios impresos. Se ha observado en el mismísimo Estados Unidos, donde, hasta el 2008, los grandes magnates de la prensa seguían haciendo inversiones multimillonarias en adquisición de periódicos y eso, en menos de un año, cambió.
Un factor fue, naturalmente, la crisis económica, pero otro gran factor fue que de la noche a la mañana la tecnología avanzó.
La nueva tecnología se ha ido imponiendo y eso ha afectado a todos los periódicos del mundo. Venezuela no escapa a esa realidad. Y si a ésto se le añade las recesiones económicas en Latinoamérica se resienten los medios impresos, como se ha visto.
Todavía los norteamericanos, que son los más afectados, no han encontrado la conexión entre la letra impresa y la página web. En eso han gastado mucho dinero.
Los periódicos de los países que pudieran sobrevivir un poco más de tiempo son los de Asia y América Latina.
—¿Cuál es el principal reto que tiene hoy PANORAMA?
—A la nueva generación le corresponderá explorar, innovar y conectarse con las realidades que presenta el mundo de las comunicaciones con las tecnologías.
Éste es un periódico con una marca bien posicionada. La palabra PANORAMA es sinónimo de la palabra periódico para muchos lectores y éso no lo tiene ningún otro diario en Venezuela. Es un producto de calidad que tiene una tremenda circulación. Cuenta, además, con un periódico adicional, formato tabloide, Mi Diario, con una amplia circulación.
La nueva generación, estoy seguro, sabrá qué es lo que debe hacer. Ellos tienen que seguir este camino del éxito y de la calidad.
—¿Qué consejo puede darle a los empresarios del país?
— A los empresarios les digo que este país no se pierde. Habrá que trabajar arduamente frente a las dificultades que se presenten y las nuevas generaciones tendrán que salir adelante, pero hay que aceptar que el país cambió.
—¿Cómo imagina a PANORAMA dentro de 50 años?
—Yo no sé si dentro de 50 años existirán los medios impresos. Veo difícil, con la rapidez tecnológica que se da en el mundo, que los medios impresos sobrevivan medio siglo más. Sin embargo, dijeron que los libros se acabarían y los libros se producen y se leen más. Dijeron que la radio se acabaría con la televisión y la radio sigue exitosa. La televisión sigue vigente pese a todo lo que se comentó cuando irrumpió la internet.
***
Su éxito tuvo una contraparte que pagó sin reproche: la envidia. Entre quienes le profesaban amor u odio presenció, sin inmutarse, inverosímiles metamorfosis.
Don Esteban agradece y valora la lealtad sincera y genuina. Ajeno a la lisonja, es un hombre que a quienes considera sus amigos los defiende como un apache.
Siempre le da al tiempo una dimensión más que justa. Tanto que en lugar de marabino, podía, por su famosa puntualidad, pasar por todo un londinense.
Sin embargo, como buen hijo de esta tierra, no pierde oportunidad en hacer gala de su increíble sentido del humor que no se permite perder ni en las peores circunstancias. Habría que ver la cara de sus detractores, si lo observaran riéndose de las falsas acusaciones que ellos le hacen.
—¿Cuál es la fórmula que ha aplicado frente a quienes le han adversado?
—Mis enemigos los escojo yo y son poquísimos. A los otros simplemente los ignoro, no existen, ni para bien ni para mal.
—¿Qué destaca de los empleados del diario?
—Su dedicación, su mística. ¡Qué de personal de PANORAMA tiene años de años en la empresa!
—Señor Esteban, son conocidos y tradicionales sus recorridos por el periódico. Cada mañana va y conversa con la gente en Circulación, Ventas, Redacción, Producción. ¿Le harán falta?
—Mientras me sienta bien seguiré activo en la medida que pueda y sin ir a interrumpir ni a inmiscuirme en los asuntos de quienes estarán ahora al mando.
—¿Cómo es su relación con Dios?
—Estoy en paz. Hace dos años y medio, en un trance personal difícil, hice las paces con Dios y salí airoso… Lo que tengo es que actualizar, otra vez, las pases con Él.
—¿Cómo ve la vida hoy?
—Yo volvería a hacer lo mismo. Naturalmente, aprovecharía esa clarividencia para corregir errores o mejorar las cosas que no hice bien.
—Cuando se nombra la palabra periódico se asocia rápidamente con la sala de Redacción y no con todo lo que hay detrás. ¿Con cuál área se siente más identificado?
—Antes era sólo con la Redacción. Luego se sumó la parte técnica por todo el desarrollo tecnológico que ella implica. Pero, sinceramente, entre las dos, el área que más llena es la Redacción, la noticia, el periodismo. Cuando a uno se le mete la tinta en la sangre es difícil sacarla.
—Un signo de su gestión es la vanguardia tecnológica del diario…
—Sí. Hay que entrar y estar en la vanguardia. La tecnología avanza de la noche a la mañana.
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Admira la honestidad y le fascina halagar, sin mezquindad. “Estás brillante”, soltaba y suelta entre sonrisas ante una idea que logre deslumbrarlo. “PANORAMA de hoy no tiene desperdicio”, afirma cuando una edición realmente lo satisface.
Durante medio siglo se tuteó con el poder, el de aquí y el de todas partes, sin sacrificar su personalidad. Era el mismo almorzando con Fernando Savater que reunido con el Presidente en su oficina o trabajando con un editor.
No es ni ha sido un hombre de poses, tampoco de falsas modestias. Casi nada lograba intimidarlo aunque, sin quererlo, él causa ese efecto en otros.
Con precisión de relojero recuerda los consejos que recibió de su padre, Luis Guillermo y de su tío Eduardo Ferrer en el PANORAMA de la la calle Ciencias: Rectitud, responsabilidad, dedicación total y amor por Venezuela.
—¿Cómo fue su relación con cada uno de los presidentes?
—Con todos los presidentes de la República me he llevado bien. Y con el presidente Chávez aún más, pues cuando lo conocí, hace pocos años, me di cuenta que estaba ante la presencia de un líder carismático que sabía dónde estaba parado y hacia dónde iba y que dentro de sus metas, entre otras cosas, estaba atender a los pobres. A él hay que entenderlo.
—¿Cómo califica los reproches que ciertos sectores le hacen a usted dada la buena relación que tiene el presidente Hugo Chávez con PANORAMA?
—Los reproches son injustificados. Hacer un periodismo de equilibrio, objetivo y veraz molesta a algunos sectores que le critican al periódico ese posicionamiento. Pero, el buen periodismo no puede dejar de hacerse ni alejarse de la ética. La falta de ética es cuestionada, hoy más que nunca, en todo el mundo.
—Su hija Patricia es la llamada a reemplazarlo en la conducción del periódico ¿cómo ve el desafío que ella tiene al frente?
—Yo tengo, como dije en mi discurso el pasado jueves, absoluta confianza en el talento, en la capacidad y la vocación de trabajo de Patricia. Ella sabrá, con el apoyo de la Junta Directiva con la que va a trabajar en equipo, conducir a PANORAMA con éxito en el siglo XXI.
***
En aquel joven que a temprana edad tuvo que ponerse al frente de un gigante de la información, una empresa cuyo nombre ya era y sigue siendo sinónimo de periódico, no quedó ni un rastro del temor inicial al enorme reto asumido.
El tercero de seis hermanos, esposo, padre y abuelo consentidor, tras más de medio siglo de experiencia, se convirtió en todo un cazador de desafíos, oficio que le desarrolló un olfato para saber entender, prever y leer la realidad del país. “Hay que respetar las decisiones de las mayorías”, solía recordar a subdirectores y editores.
Esa firmeza que lo caracterizó en sus 42 años como presidente del diario le dieron la fortaleza para asumir, con autonomía y desde su trinchera, las decisiones que consideró oportunas en coyunturas difíciles. De ninguna se arrepiente.
Aunque ahora ocupa la presidencia honoraria y no se le verá con tanta frecuencia como antes caminar por las oficinas del gigante que él levantó en la esquina de Delicias con Padilla, empresarios como él difícilmente se retiran por completo.
Parece que dentro de un rato se le sentirá llegar a la redacción, a preguntar como lo hacía todas las tardes y con la curiosidad del primer día intacta: “¿Qué hay de bueno? ¿Qué noticias tienen por ahí?” .
Foto y Texto: Panorama
domingo, 29 de noviembre de 2009
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